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sábado, julio 15, 2006

EL MOTOQUERO


Siempre me han gustado la motos y esta es la segunda que he logrado tener. Anteriormente tuve una Kawasaki de 100 cc que para trasladarme al trabajo y pasear por Santiago era esplendida.
Una moto de 100 cc. es chica, no permite viajes largos y uno queda como con gusto a poco. En cambio, la moto de la foto es otra cosa.
Esta es de 250 cc., enfriada por agua, con mucha suavidad y comodidad para manejarla y lo más importante con buen pique para arrancar de otros vehículos.
Muchas personas le tienen miedo a las motos por lo de los accidentes, pero eso depende exclusivamente del conductor. Hay que estar siempre a la defensiva, intuyendo lo que harán los vehículos de adelante, en constante atención a lo que pasa adelante y atrás de uno, en resumen, cero distracción y mucha atención. Si eso se hace un hábito de conducción, las posiblidades de verse comprometido en un accidente son bastante menores.
Finalmente, el manejar una moto da la sensación de libertad y a pesar de la atención al manejar, entrega un relajo al conductor.
Yo - la moto - no la cambio ni la presto.

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